jueves, 25 abril, 2024

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El aumento de contagios de coronavirus que se inició en los últimos días de noviembre comenzó a traducirse ese mes en una mayor cantidad de cuadros graves. Como consecuencia, la ocupación de camas de terapia intensiva con pacientes con Covid-19 casi se triplicó en las últimas cuatro semanas y los fallecimientos crecieron un 299%.

El personal de salud, agotado y estresado, sigue de cerca los datos y está en alerta ante las dificultades que, aseguran, deberán enfrentar si esta situación no se logra frenar en un breve plazo.

En las dos olas anteriores, cuando primero Gamma y Lambda, y luego Delta fueron predominantes, cerca de un 2% de los contagios requirieron de cuidados intensivos. En el pico de la segunda ola, con unos 320.000 casos activos, llegó a haber 7969 camas de Unidades de Terapia Intensiva (UTIs) ocupadas con pacientes con coronavirus.

Esa misma semana se alcanzó el pico máximo de muertes por la enfermedad, con un promedio semanal de 603 fallecimientos diarios. La Argentina todavía estaba lejos de alcanzar un nivel de inmunización ideal, y por eso el Gobierno había decretado semanas antes un nuevo período de aislamiento con el objetivo de ganar tiempo y avanzar con la campaña de vacunación.

Lo que preocupa al personal de salud es que con Ómicron se mantenga la misma tendencia, teniendo en cuenta que este jueves se informaron 894.656 casos activos (tres veces más que con Delta). Es decir que si la Argentina alcanzara el millón de casos activos, 20.000 personas requerirían de internación y no hay sistema de salud que lo resista.

Sin embargo, gracias al avance de la vacunación, de los 894.656 casos activos actuales, 2406 están requiriendo de atención en cuidados críticos. Eso significa que el 0,27% necesita una cama de terapia intensiva, similar a lo que sucede en otros países del mundo en donde Ómicron todavía golpea con fuerza.